Politica

La ciencia restituyen los restos del tehuelche Yanquenao

El #11DeOctubre se restituyeron los restos a la Comunidad Tehuelche Yanquenao, algunos de sus miembros viajaron a Buenos Aires para retirar los restos que fueron profanados en 1979, durante la Dictadura Civico Militar, de un cerro distante a unos kilómetros de la localidad de #Sarmiento.

Las comunidades mapuche tehuelche del sur de Chubut recibieron sus restos en el Aeropuerto de Comodoro Rivadavia. Los mismos fueron trasladados a Sarmiento.

 

Texto de la escritora Liliana Ancalao

Al Lonko Raúl Mera Yanquenao

Texto completo:
Es una raíz que vuelve dijo Manuel Antileo, con todo su cuerpo nacido entre lagos.
Una raíz que arrancaron de nuestro territorio, había insistido Don Raúl Mera Yanquenao durante tantos años en cada trawn que se convocaba.

¿Quién la arrancó? ¿Quién profanó su serenidad? ¿Quién descuajó el respeto de tewelche, de mapuche, de mapuche tewelche que sabían que este cerro guardaba los restos de un hombre?
Fue un arqueólogo.

Fue en 1979, nos dijo Julio Vera Cayuleo, en tiempos de la dictadura militar en Argentina, recordándonos que hay un estado que nos administra. Un estado que construyó el olvido y le puso el sobrenombre de “conquista” al genocidio.

El otro genocidio, el fundante, el que arreció desde 1878 hasta 1885 destruyendo la trama de relaciones entre todos los seres del wall mapu- el territorio.
El mismo estado que se hizo el que no sabía que el territorio del lonko Inakayal era Furilofche y permitió, en 1994, la confusión de que se devolvieran por partes los restos del lonko a Tecka, un refugio en la huida del espanto. Este territorio del Chubut adonde tampoco hubo una jura a la bandera por los lonkos del sur en cercanías del río Genoa el 3 de noviembre de 1879.

¿Adónde se llevaron al hombre del Yanquenao? A la UBA, al Instituto de Arqueología, allá sus huesos bajo la lupa de la ciencia, la raíz expuesta a la luz de neón, a los rayos del positivismo. Entre 1000 y 2000 años tienen estos huesos sentenció el carbono 14.
¡Es nuestro lamngen!, dijimos con toda nuestra sangre, esta que nunca se acostumbró al despojo.

El 11 de octubre de 2018, la Universidad pública abrió sus puertas y vitrinas, observada por los ojos nuevos de sus estudiantes.
Y lo recuperamos, a nuestro lamngen, lo cubrimos con la wenufoye, la mapuche tewelche que le vino en un pewma a Don Julio Antieco allá por 1987 nítida en sus colores.
Lo recibimos cuando bajó del avión, lo acompañamos en autos hasta Sarmiento adonde nítidas wangelen brotaron en el sereno wenu mapu adonde los parientes Yanquenao se miraron y se reconocieron en su origen su kupalme.

¡Es nuestro lamngen! sonaron pu ñolkin, pifülka, kaskawilla, kultrun, nuestro lamngen de Yanquenao que regresa entre pu afafan y lágrimas. Alegría y dolor en el abrazo de Tramaleo, Otron Lafken, Weney, Ñamkulawen, Pu Folil ka we Yanquenao. En un 12 de Octubre que esta vez amanecía.

Saltaban los autos entre piedras y ripios del molle mapu, el fino polvo que se elevaba desde el Colhue Huapi nos recordaba su agonía, camino al cerro. Cruzamos tranqueras y carteles de propiedad privada y llegamos.
Subimos. Nuevos brotes Yanquenao depositaron los huesos en su lugar. Fernando Pepe ayudó a acomodarlos en la posición de su viaje. Las piedras regresaron a cubrirlo.
Cumplimos, dijo José Jaramillo, el lonko de Otron Lafken.

Y se quedó el viento con su voz de taüll agitando las flores amarillas del calafate que crecía a la vera de esta espera. Se quedó el viento pasando sobre las rocas del cerro con su herida ahora cubierta.
Lo regresamos al hombre de Yanquenao y nos regresamos a nosotros.

Escribir comentario